Empecemos por aclarar que el apego es ese lazo fuerte y afectivo que creamos todos los seres humanos con nuestros cuidadores principales, haciendo que busquemos en ellos contacto, afecto, seguridad, etc.
Esta construcción de apego se realiza por diferentes fases según Josu Gago en su trabajo “Teoría del apego”
0-6 meses: los niños construyen y reconocen a su figura de apego.
6 meses - 3 años: empiezan a experimentar la sensación del apego, por ejemplo, buscando a mamá cuando se presenta una situación difícil.
3 años en adelante: los niños se perciben como una persona individual, por lo que la “separación” con el cuidador puede ser difícil, activando conductas para evitar la separación como el llanto.
¿Cómo sé si mi pequeño construyó un apego adecuado? Según este mismo investigador, existen en esencia dos tipos de apego:
Apego seguro: Cuando su peque está en una situación que no le agrada o le genera desconfianza, rápidamente le busca como apoyo, le voltea a ver y al mismo tiempo se anima a explorar su entorno porque se siente seguro con usted. Son padres de familia que a lo largo de la vida de su peque, siempre estuvieron en la disposición de atender sus necesidades. Muestran interés, contacto, afectividad y seguridad hacia su hijo/hija.
Apego inseguro: Se puede desglosar en tres subtipos:
El primero de ellos denominado “evitativo”, cuando los niños se enfrentan a una situación difícil no buscan a su cuidador, evitan el contacto visual, tratan de ser autosuficientes para no necesitar de adultos y la expresión de sentimientos es realmente difícil. Son padres de familia que no acudían a las necesidades de los niños, los llantos y sus necesidades primarias se relacionan con el rechazo, hostilidad y repulsión por lo que no la satisfacen.
El segundo denominado “ansioso”, los niños no están seguros de si su cuidador está o no disponible para ellos. Pueden rechazar a sus cuidadores, incluso responder con cólera y después buscarle ansiosamente. Explorar el mundo les genera una enorme ansiedad. Los cuidadores no rechazan al niño, pero emocionalmente no siempre están disponibles para ellos.
El último denominado “desorganizado”, los niños tienen una relación cambiante con sus cuidadores, en ocasiones les busca pero repentinamente se aleja; es una relación confusa. Los cuidadores han tenido un comportamiento hostil y violento con los niños.
¿Qué hago como papá/mamá para favorecer un apego seguro?
Atiende a sus necesidades: alimento, sueño y protección. Puede ser que tengamos días más cansados que otros, pero es recomendable mostrarnos siempre tranquilos y disponibles para ellos.
Contacto: afecto.
Evitar ausencias: Si trabaja y se ausenta por periodos largos, dediquemos todos los días tiempo de calidad sin pantallas cuando regrese, jugando y dedicando toda la atención al peque.
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