Todos conocemos a un pequeñito al que recordamos como el "malgeniudo de la familia". Hoy vamos a hablar de los niños que con frecuencia experimentan enojo, mal humor o irritabilidad. Esto no tiene por qué ser un problema si tenemos las herramientas necesarias para dirigirlos y ayudarles a canalizar sus emociones.
El enojo o frustración que experimentan los más pequeños, tiene un por qué y nosotros como adultos somos los responsables de indagar. Puede ser que necesiten decirnos algo, como alguna inquietud que le genere el colegio, celos, o atención. Es importante saber enfrentar estos retos, dándoles las herramientas de comunicación correctas y así evitar que en un futuro esto pueda causarle inconvenientes en sus círculos sociales.
Como todo en la vida, no podemos generalizar ni creer que existe un único por qué y cómo de las cosas. Sin embargo, en muchos de los casos, el mal humor en los niños puede estar ligado a características de los ambientes en los que convive. Esto, porque son estos círculos en los que inicia a crear y moldear su carácter. Podemos hablar por ejemplo de los siguientes casos:
Papis muy serios o autoritarios: nuestros pequeños ven su reflejo en nosotros, por eso cuando se encuentran con figuras de autoridad con estas características suelen imitar y adoptar estos comportamientos. También puede incidir cuando los papis tienen poco tiempo de calidad con sus peques, en este caso nuestros niños tienen más dificultad para comunicar lo que les preocupa o molesta.
Papis muy permisivos: cuando acostumbramos a nuestros peques a obtener todo lo que desean sin restricciones, estamos condicionando a que el día de mañana que no puedan lograrlo sientan mucha frustración y enojo. Es una buena idea explicarles desde pequeños que no siempre es posible obtener todo lo que queremos y que también debemos trabar por ello.
Sucesos fuera de la familia como colegio, jardín, eventos sociales: existen también casos en donde desde casita tenemos todas las herramientas adecuadas para guiar a nuestro peque, sin embargo no podemos controlar todos sus ambientes. Si notamos que nuestro peque empieza a tener comportamientos que no suele tener, es importante que indaguemos y analicemos todos los factores que pudieran estar involucrados.
¿Qué podemos hacer cuando nuestro niño esté experimentando situaciones de frustración o enojo?
Entender la causa del mal humor para encontrar la mejor solución.
Mantenernos calmados y desde la comprensión acompañar a los niños.
Elogia siempre las acciones o conductas adecuadas. Por el contrario entabla un diálogo asertivo con las que son menos aceptadas explicando por qué y cómo solucionarlo.
Prueba con algunas bromas para sacarlo del momento de enojo mostrándole que incluso en momentos de gran frustración podemos optar por buscar soluciones.
No te enojes más que tu peque. Sabemos que es difícil, pero debemos comprender que nuestros niños están apenas aprendiendo de sus emociones y yo soy el adulto que debe mantener la calma.
No dejes de demostrarle todo tu amor y apoyo.
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